ABEL MORENO GÓMEZ
Nace en Encinasola ( Huelva ). Da sus primeros pasos en la música con su padre D. Manuel Moreno. Posteriormente, estudia en el Conservatorio de Música de Zaragoza: Piano, Armonía, Contrapunto, Fuga, Composición y Musicología, entre otros, siendo sus profesores Víctor Bueno, Jesús Gutiérrez y Pilar Bayona.
En 1975 ingresa por oposición en el Cuerpo de Directores Músicos del Ejército, habiendo tenido destino en las Músicas siguientes: Gobierno Militar en Zaragoza, Gobierno Militar en Algeciras, División de Montaña en Pamplona, Soria 9 en Sevilla y Regimiento Inmemorial del Rey nº 1 del Cuartel General del Ejército en Madrid.
Entre las condecoraciones militares que posee cabe destacar: Placa, Encomienda y Cruz de la Orden de San Hermenegildo, cinco Cruces al Mérito Militar, una al Mérito Naval y varias Menciones Honoríficas.
Entre las Civiles: Medalla de la Cruz Roja , Premio a la Música de los Toros en Francia, Premio Ciudad de Sevilla, Premio Demófilo de la Fundación Machado , Saeta de Oro de la COPE, Medalla de la Sociedad de Autores de Francia, Medalla del Congreso Europeo, Medalla de las Artes y la Cultura de la Ciudad de Huelva.
Está considerado el mejor compositor de Marchas Procesionales de España, habiendo compuesto más de 100, con temas dedicados a toda la Semana Santa española.
En Francia se le conoce como el “Rey del Pasodoble”, ya que todos los toreros tienen un pasodoble compuesto por él y la mayoría de los que se interpretan en las plazas de toros del vecino país son suyos.
En Sudamérica se le conoce como “El Torero de la Música ”.
Es padrino del Festival de música taurina “Paso Passion” de Dax ( Francia).
Todas sus composiciones de música Sinfónica, Marchas Procesionales, Marchas Militares y Pasodobles, están grabadas discográficamente por las mejores bandas y orquestas de España y Europa. Sus temas han sido elegidos para poner música a diferentes películas en todo el mundo, entre otras “Alatriste”, siendo el compositor de banda a nivel internacional que más temas tiene grabados.
Entre sus composiciones cabe destacar la Rapsodia Militar Española, dedicada a su Alteza el Príncipe Felipe, Tríptico Sevillano, la cantata Poema de Eloy Gonzalo, o la obra cumbre de la Semana Santa La Madrugá , esta última interpretada actualmente en todo el mundo.
Ha sido el primer inspector de las Bandas y Músicas del Ejército, y primer Director de la Escuela Militar de Música del Ministerio de Defensa.
En 2007 fue pregonero de la Semana Santa de Zaragoza.
Tiene rotulada con su nombre una calle en Magallón ( Zaragoza), Alcalá de Guadaira ( Sevilla ), y Encinasola ( Huelva ).
Pedro Morales Muñoz, discípulo de Pedro Gámez Laserna, ha sido, a su vez, maestro de buenos compositores. Recibió de aquel la batuta de la Banda del Regimiento Soria 9 y la ostentó hasta que la cediera, en los años ochenta, a Abel Moreno Gómez.
Jiennense de nacimiento Pedro Morales bebió del estilo de Farfán y, posteriormente, de Santiago Ramos y Pedro Gámez, comenzando a estrenar marchas con un marcado carácter sevillano, enfatizadas por el uso destacado de la corneta. Desde la aparición de «Esperanza Macarena» en 1968, «Virgen de Montserrat» en 1970, «Virgen del Refugio» en 1981, y hasta «Señorita de Triana» en 1999, además de sus marchas fúnebres «La Soledad» obra de 1991 o «Juan Jesús» de 1998, su trayectoria es impecable y de una gran calidad. Según Mateo Olaya, es el mejor exponente de la siguiente etapa.
Ricardo Dorado Janeiro es considerado como la figura más importante de la música para banda militar. Formó parte del Cuerpo Nacional de Directores Militares, dirigiendo distintas bandas militares y centrando su actividad de manera especial en Madrid, aunque también compuso marchas procesionales.
Todas sus obras procesionales datan del periodo de los años cincuenta y sesenta,entre las que destacan «Hosanna», «Getsemaní», «Oremos», «Cordero de Dios» y «Mater Mea». Según Mateo Olaya, todas poseen una estructura canónica, constando de «[...] una pequeña introducción y un tema principal ampliamente desarrollado que con posterioridad desembocará en un delicado trío final de bella instrumentación».”
El asturiano de nacimiento, Pedro Braña Martínez sin duda alguna se encuentra entre los compositores más destacados de la posguerra. La puesta al frente de la Banda Municipal de Sevilla se considera providencial para el patrimonio musical de la Semana Santa sevillana, que tras la Guerra atravesaba, como otras muchas, momentos malos.
Su forma de entender la marcha procesional, unida a un marcado sentimiento religioso, fueron los ingredientes necesarios para producir un repertorio de gran delicadeza. Sus obras rebosan de elegancia, comenzando por «Angustia» compuesta en 1945, y siguiendo con «Nuestra Señora del Patrocinio» de 1953 y terminando con «Salmo Penitencial» en los años noventa, todas ellas de gran categoría. Pero sin duda alguna, de entre toda su obra destaca «Coronación de la Macarena» compuesta en el año 1964 expresamente para la Coronación Canónica de la Esperanza Macarena.
Pedro Gámez Laserna transcurre su vida artística entre Córdoba, dirigiendo la Banda Militar del Regimiento de Infantería de Lepanto y la del Regimiento Soria 9 de Sevilla. Impregnó la marcha procesional con cierto carácter militarista, aportando unas instrumentaciones muy completas y logradas enalteciendo sus originales melodías y dándole gran lucimiento a los instrumentos, teniendo siempre en cuenta sus tesituras y posibilidades tímbricas.
En 1949, Pedro Gámez Laserna logra con «Saeta cordobesa» fundir la saetilla dentro de la marcha urdiéndola de manera primorosa con ricas armonías y contrapuntos, como ya habían hecho anteriormente Farfán, o Pascual Marquina Narro en su «Procesión de Semana Santa en Sevilla». También destacan composicones como «Salve Regina Martyrum» de 1952, «El Cachorro saeta sevillana», de 1967, «Pasa la Virgen Macarena» de 1959, «María Santísima del subterráneo» de 1961 o «Sevilla cofradiera», de 1972.
Emilio Cebrián Ruiz es uno de los mayores exponentes dentro de la música para banda en España. Parte de su obra ha logrado adquirir carácter inmortal, estando presente siempre en el repertorio de infinidad de agrupaciones. Sus pasodobles «Churumbelerías», «Ragón Falez» y «Evocación», y su obra «Una noche en Granada» son muestra de ello.
Pero también desempeñó un papel destacado en el repertorio de marcha procesional, según Mateo Olaya «[...] las marchas procesionales de Emilio Cebrián destacan por una cuidadísima construcción, una vocación especialmente melódica y unos giros llamativos [...]». Estas adquieren su forma durante el tiempo que está al frente de la Banda Municipal de Jaén. «Nuestro Padre Jesús» , marcha compuesta en 1935, y que está dedicada al Nazareno de Jaén, «El Abuelo», reúne todas las condiciones ideales para ser un verdadero modelo, siendo fuente de inspiración para muchos compositores. Hizo suyo el esquema definido por Farfán en 1925 con «La estrella sublime» y que constaba, como se ha mencionado, de introducción, primer tema, fuerte de bajos contundente y trío final, sin la participación de las cornetas, creando una línea distinta.
«Nuestro Padre Jesús» es, sin duda alguna, y con diferencia la marcha más universal en España, estando presente en los atriles de bandas de toda la geografía nacional. Ha sonado, sigue sonando en procesiones de Castilla-La Mancha, Murcia, Andalucía, Extremadura, Madrid, Canarias, etc. Después llegarían «Cristo de la Sangre» en 1941, «Jesús Preso» en 1943 y «Macarena» en 1943.
Germán Álvarez Beigbeder vive durante su actividad artística diferentes etapas dentro de la historia de la marcha procesional. Así, sus primeras marchas fúnebres, que verían la luz en 1900, están impregnadas de un gran patetismo, mientras que las últimas, están marcadas por un carácter más alegre. Entre unas otras pasarían 73 años durante los cuales, nos dejaría un repertorio limpio, bello, perfecto, que enaltecería la calidad media de las marchas que hasta su desaparición se estrenaron.
Germán Álvarez Beigbeder vino a enriquecer el patrimonio musical de las cofradías de la zona de Jerez de la Frontera, su ciudad natal, y Cádiz, destacando entre sus bellas marchas fúnebres «Al pie de la cruz» compuesta en 1900, «Nuestra Señora de la Soledad» en 1905, o «Memoria eterna» en 1907.
En 1906, con «Nuestra Señora del Rosario» introduce novedosamente la corneta en una marcha para banda de música. Coetáneo de músicos como Joaquín Turina, su obra está impregnada de un marcado carácter nacionalista. Fue músico Mayor de la Armada estando al frente de la Banda del Tercio de Infantería de Marina de San Fernando, y fundador de la Banda Municipal de Jerez de la Frontera.
Se ha mencionado anteriormente a la famosa saga de músicos de la familia Font. José Font Marimont, músico llegado a Sevilla en 1876 para ponerse al frente de la Banda de Música Militar del Regimiento Soria 9, y que en 1887 firma su primera marcha fúnebre dedicada a la Carretería, fue el iniciador de esta familia. Pero es su hijo Manuel Font Fernández de la Herranz, quien realiza la orquestación de la composición de su padre «Quinta Angustia», y quien fuera director de la Banda Municipal de Sevilla, quien se constituiría como verdadero tronco de la saga.
Las composiciones de los Font emanan sinfonismo. «A la memoria de mi adre», «Expiración», «Sagrada Lanzada» de Manuel Font Fernández, y «Resignación» de José Font de Anta son ejemplos de sus marchas. «Camino del Calvario» compuesta en 1905, y «Amargura», en 1919 , emblema musical de la Semana Santa de Sevilla, ambas de Manuel Font de Anta, son ejemplos de verdaderos poemas sinfónicos en forma de marchas fúnebres. En 1918, este último sorprendió con «Soleá dame la mano» una composición marcada por el nacionalismo e impresionismo.